EL ECOSISTEMA
Es un sistema dinámico relativamente autónomo formado por
una comunidad natural y su medio ambiente físico. El concepto tiene en cuenta
las complejas interacciones entre los organismos (plantas, animales, bacterias,
algas, protozoos y hongos, entre otros) que forman la comunidad y los flujos de
energía y materiales que la atraviesan.
Hay muchas formas de clasificar ecosistemas, y el
propio término se ha utilizado en contextos distintos. Pueden describirse como
ecosistemas zonas tan reducidas como los charcos de marea de las rocas y tan extensas
como un bosque completo; así que no es posible determinar con exactitud dónde
termina un ecosistema y empieza otro.
PRINCIPALES ECOSISTEMAS
Aún
así, el concepto de ecosistema se aplica generalmente para describir
los principales tipos de hábitats del planeta. Ecosistemas terrestres: árticos
y alpinos, propios de regiones frías y sin árboles; bosques, que pueden
subdividirse en un amplio abanico de tipos, como selva lluviosa tropical o
pluvisilva, bosque mediterráneo perennifolio, bosques templados, boreales y
bosques templados caducifolios; praderas y sabanas; y desiertos y ecosistemas
semiáridos. Ecosistemas de agua dulce: lagos, ríos y pantanos. También hay
ecosistemas híbridos, terrestres y de agua dulce, como las llanuras de
inundación estacionales. La gama de ecosistemas marinos es amplísima: arrecifes
de coral, manglares, lechos de algas y otros ecosistemas acuáticos litorales y
de aguas someras, ecosistemas de mar abierto o los misteriosos y poco conocidos
sistemas de las llanuras y fosas abisales del fondo oceánico.
ECOSISTEMA TERRESTRE – BOSQUE MEDITERRÁNEO
La Sierra de
Guadarrama pertenece al ecosistema terrestre, más particularmente al de bosque
mediterráneo.
El bosque mediterráneo es un tipo
de bosque que se desarrolla en el paisaje vegetal de aquellos territorios que
presentan un clima mediterráneo, con veranos cálidos y secos, e inviernos
lluviosos y suaves con periodos de heladas ocasionales. Los bosques
mediterráneos están constituidos, casi exclusivamente, por plantas leñosas
esclerófilas, de hojas pequeñas, duras, perennes o marcescentes, muy adaptadas
a la sequía que resisten cerrando sus poros para evitar la transpiración. Los
árboles y arbustos son de talla mediana o pequeña y rara vez superan los
20 m de altura.
El fuego
juega un papel importante en la dinámica de estos bosques y, por ello, las
especies que lo componen han desarrollado numerosos mecanismos para adaptarse a
los incendios. Así, por ejemplo, los alcornoques presentan cortezas muy gruesas
para protegerse; encinas y robles melojos presentan una gran capacidad
rebrotadora; y las jaras forman semillas que germinan más fácilmente cuando se
ven sometidas a altas temperaturas.
Los bosques
mediterráneos son, en su mayor parte, perennifolios, aunque también hay
especies que presentan hojas caducas pero que permanecen en el árbol hasta la
siguiente primavera, para proteger las yemas de las nuevas hojas. En general,
estos bosques presentan un número relativamente poco variado de especies en el
dosel arbóreo. Predominan el roble, la encina, el alcornoque, la sabina o el
pino negral (robledales, encinares, alcornocales, sabinares o pinares).
Los árboles
no son muy altos y suelen crecer bastante espaciados, lo que permite el
desarrollo de numerosos arbustos (lentisco, romero o enebro), zarzales y
pequeñas plantas lignificadas como brezos, espliegos y jaras.
BIOCENOSIS
Es un término que
engloba el conjunto de las comunidades vegetales (fitocenosis), animales
(zoocenosis) y de microorganismos (microbiocenosis) que se desarrollan en un
biotopo determinado. Algunos ejemplos de biocenosis serían: el de los arrecifes
de coral y su fauna acompañante característica, o el de las posidonias (plantas
monocotiledóneas marinas) y las especies de briozoos y crustáceos que viven con
ellas.
Las especies
que constituyen una biocenosis manifiestan diversas formas de interacción, como
la competencia (la lucha por el espacio y el alimento), el parasitismo (la
explotación alimentaria de un organismo por otro) o la predación (el consumo de
una especie por otra). Estas relaciones son complejas, cada organismo desempeña
un papel determinado en la red trófica (productores, consumidores,
descomponedores), y la alteración de dichas relaciones puede provocar una
perturbación en su equilibrio. Un ejemplo de esto sería la introducción de
especies exóticas, como el caso de la introducción del conejo en Australia y el
desastre ocasionado por ello, ya que al no encontrar predadores que controlaran
su reproducción, se convirtió en una plaga que arrasó la vegetación de las
zonas que iba colonizando y, por tanto, se produjo un desequilibrio.
BIOTOPO
Biotopo, término que en sentido literal significa ambiente de vida y se
aplica al espacio físico, natural y limitado, en el cual vive una biocenosis. La biocenosis y el biotopo forman un
ecosistema. La noción de biotopo puede aplicarse a todos los niveles
del ecosistema: en un extremo se puede considerar el biotopo general, como el
mar, formado por las comunidades vegetales, animales y de microorganismos que
le corresponden, y en el otro extremo se puede considerar el biotopo local,
como puede ser un arrecife coralino, con su fauna y vegetación característica
asociada. Por lo tanto, el biotopo puede ser homogéneo desde el punto de vista
ecológico, o puede comprender un conjunto de residencias ecológicas distintas,
como es el caso de un río y su tramo alto, medio y bajo, donde viven, en cada
uno de ellos, comunidades animales y vegetales diferentes.
CADENA TRÓFICA
INTRODUCCION
Es una serie de cadenas alimentarias
por las que circulan energía y materiales en un ecosistema. Se entiende por
cadena alimentaria o trófica cada una de las relaciones alimentarias que se
establecen de forma lineal entre organismos que pertenecen a distintos niveles
tróficos. La red trófica está dividida en dos grandes categorías: la red de
pastoreo, que se inicia con las plantas verdes, algas o plancton que realiza la
fotosíntesis, y la red de detritos que comienza con los detritos orgánicos.
Estas redes están formadas por cadenas alimentarias independientes. En la red
de pastoreo, los materiales pasan desde las plantas a los consumidores
primarios (herbívoros) y de éstos a los consumidores secundarios (carnívoros).
En la red de detritos, los materiales pasan desde las plantas y sustancias
animales a las bacterias y a los hongos (descomponedores), y de éstos a los que
se alimentan de detritos (detritívoros) y de ellos a sus depredadores
(carnívoros).
Por lo general, entre
las redes tróficas existen muchas interconexiones. Por ejemplo, los hongos que
descomponen la materia en una red de detritos pueden dar origen a setas que son
consumidas por ardillas, ratones y ciervos en una red de pastoreo. Los
petirrojos son omnívoros, es decir, consumen plantas y animales, y por esta
razón están presentes en las redes de pastoreo y de detritos. Los petirrojos se
suelen alimentar de lombrices de tierra que son detritívoras, que se alimentan
de hojas en estado de putrefacción.
NIVELES TRÓFICOS
La red trófica se puede contemplar no sólo como un
entramado de cadenas sino también como un conjunto de niveles nutricionales.
Las plantas verdes, que son las primeras productoras de alimentos, pertenecen
al primer nivel trófico. Los herbívoros, que son los consumidores de plantas
verdes, corresponden al segundo nivel trófico. Los carnívoros, que son
depredadores que se alimentan de los herbívoros, pertenecen al tercero. Los
omnívoros, que son consumidores tanto de plantas como de animales, se integran
en el segundo y tercero. Los carnívoros secundarios, que son superdepredadores
que se alimentan de depredadores, pertenecen al cuarto nivel trófico. Según los
niveles tróficos se elevan, el número de depredadores es menor y son más
grandes, feroces y ágiles. En el segundo y tercer nivel, los que descomponen
los materiales disponibles actúan como herbívoros o carnívoros dependiendo de
si su alimento es vegetal o animal.
FLUJO DE ENERGÍA
En esta sucesión de etapas en las que un organismo se
alimenta y es devorado, la energía fluye desde un nivel trófico a otro. Las
plantas verdes u otros organismos que realizan la fotosíntesis utilizan la
energía solar para elaborar hidratos de carbono para sus propias necesidades.
La mayor parte de esta energía química se procesa en el metabolismo y se pierde
en forma de calor en la respiración. Las plantas convierten la energía restante
en biomasa, sobre el suelo como tejido leñoso y herbáceo y bajo éste como
raíces. Por último, este material, que es energía almacenada, se transfiere al
segundo nivel trófico que comprende los herbívoros que pastan, los descomponedores
y los que se alimentan de detritos. Si bien, la mayor parte de la energía
asimilada en el segundo nivel trófico se pierde de nuevo en forma de calor en
la respiración, una porción se convierte en biomasa. En cada nivel trófico los
organismos convierten menos energía en biomasa que la que reciben. Por lo
tanto, cuantos más pasos se produzcan entre el productor y el consumidor final,
la energía que queda disponible es menor. Rara vez existen más de cuatro
eslabones, o cinco niveles, en una red trófica. Con el tiempo, toda la energía
que fluye a través de los niveles tróficos se pierde en forma de calor. El
proceso por medio del cual la energía pierde su capacidad de generar trabajo
útil se denomina entropía.
PIRÁMIDE TRÓFICA
SIERRA DE GUADARRAMA
Sierra de Guadarrama, conjunto montañoso
centro-oriental del sistema Central español, en parte conocido bajo el nombre
de sierra de Madrid, por su proximidad a la capital. Efectivamente monta a
caballo de las provincias de Segovia, Ávila y Madrid. Se alza al este de la
sierra de Gredos, de la que queda separada por el codo del Alberche, y al oeste
de Somosierra. Culmina en Peñalara (2.430 m). De oeste a este se
distinguen en ella los siguientes conjuntos: los montes Carpetanos que cierran
por el norte el valle de Lozoya, y la cuerda Larga y la sierra de la Morcuera,
que lo hacen por el sur; ambas alineaciones confluyen en las cercanías del
puerto de Cotos. Atravesado el puerto de Navacerrada, se deshace en un conjunto
de sierras aisladas como Siete Picos (2.138 m), Montón de Trigo
(2.154 m), Peña del Oso (2.196 m) y pico Pasapán (2.003 m). En
el extremo occidental se halla la sierra de Malagón con culminaciones de menor
altura, como Cerro Valiente (1.902 m) y Cabeza de Lijar (1.824 m), sin
olvidar el majestuoso pico de Abantos (1.753 m), que domina la población
de San Lorenzo de El Escorial y su monasterio. Esta sierra destaca por sus
culminaciones y estrechos valles, con excepción de la gran fosa tectónica del
valle de Lozoya o el paraje singular de la Pedriza del Manzanares.
Las variaciones climáticas que provoca la
altitud se traducen en una estratificación de la vegetación, destacando
fresnos, encinas y rebollos en el piso bajo, y pino silvestre en el superior.
Por encima de él destacan los pastos de altura y piornales. Constituye en la
actualidad el pulmón verde de mayor importancia de la capital española
(excursionismo, deportes de nieve, senderismo) aunque sufre la presión de fin
de semana de los vehículos a motor. Alberga el Parque regional de la Cuenca
Alta del Manzanares, así como el de Peñalara y otras áreas protegidas.
MAPAS DE GUADARRAMA
LA CABRA MONTÉS
Cabra montés es el
nombre común de algunas especies de cabra entre las que se incluye la cabra
montés de la península Ibérica, llamada cabra montés ibérica o cabra hispánica.
La cabra
montés tiene una barba espesa y muy larga debajo de las quijadas; los cuernos,
en general, son gruesos, encorvados y marcados con anillos. Su pelaje, que
varía según la especie, es grisáceo con partes más oscuras en verano y negruzco
en invierno. Mide entre 1,3 y 1,45 m a la altura de la cruz y su peso puede
llegar a 120 kg en los machos y 55 kg en las hembras.
Es una
especie rupícola y gregaria. Su dieta se compone, sobre todo, de hierbas,
brotes de plantas y bayas.
En la
actualidad, se considera que hay cuatro subespecies de la cabra montés ibérica
basándose en el diseño del pelaje y en las características morfológicas de la
cuerna, según ciertos autores. La primera de ellas es la cabra montés que
habita en Levante y Andalucía, tiene los cuernos triangulares y aparecen
verticales en su base, después se curvan hacia atrás y al final las puntas
tienden a unirse. La subespecie que habita en el sistema Central, sobre todo en
la sierra de Gredos, tiene los cuernos muy grandes y enrollados es la que más
nos interesa en este caso ya que es la que encontraremos en nuestra Comunidad
Autónoma. La tercera subespecie, que habitaba en los Pirineos, se conoce con el
nombre de bucardo y se extinguió en enero del año 2000. La última subespecie
habitaba en Galicia y norte de Portugal, y se extinguió en el siglo XIX.
DESCOMPONEDORES
Los
organismos descomponedores son los que provocan la descomposición de la materia
muerta mediante digestión externa y que se alimenta de los fluidos generados
por dicha digestión. Los organismos típicamente descomponedores son los hongos y las bacterias.
La
descomposición supone el paso de la materia orgánica a inorgánica. En este
proceso, una parte importante de esa materia pasa a formar parte del suelo: en
un primer paso se produce el desmenuzamiento de la materia orgánica gruesa para
pasar a una textura más fina en lo que se denomina humificación. La última fase
de la descomposición de la materia que forma el humus es la mineralización, en
la que ya no existe ninguna característica orgánica de la materia original.
Los
organismos descomponedores se cuentan entre los heterótrofos más eficientes
ecológicamente.
LA
DESCOMPOSICIÓN Y EL ALIMENTO
La descomposición por
microorganismos afecta también a la economía industrial. Ciertos productos
alimenticios, como el queso y el yogur, se forman gracias a la actividad de
microorganismos específicos, pero el resultado se degrada rápidamente cuando el
proceso se ve contaminado por otros microbios. Asimismo, la colonización
microbiana de los alimentos altera la consistencia, el olor y el sabor y los hace
menos apetitosos.
El crecimiento de determinados
organismos durante la preparación o la conservación de alimentos puede provocar
intoxicación alimentaria. Estos microorganismos producen unas toxinas que son
realmente las responsables de la intoxicación. La descomposición microbiana de
los alimentos se frena mediante técnicas como la conservación en medios muy
ricos en sal o en azúcar o en ácidos débiles (encurtido), la desecación, la
refrigeración o la destrucción de los microorganismos por calor (enlatado y
pasteurización) o por radiaciones.
La velocidad de la actividad microbiana
depende de la temperatura del medio. Cuanto más baja es ésta, tanto más lenta
es la actividad; no obstante, incluso los alimentos congelados terminan por
deteriorarse, aunque el proceso es muy lento. Sólo la inhibición química de la
actividad microbiana puede proteger los alimentos una vez expuestos a la
atmósfera. Sin embargo, algunos microorganismos, en particular los hongos,
proliferan en presencia de concentraciones elevadas de sal o azúcar. Pero estas
proliferaciones suelen ser muy visibles, como las colonias de hongos que se
forman en la superficie de la mermelada, y llevan a rechazar los productos
afectados.
EFECTOS
SOBRE OTROS MATERIALES
La descomposición microbiana
puede afectar a muchos otros aspectos de la vida. Las maderas de construcción
deben mantenerse secas o tratarse con conservantes para evitar su
descomposición. Hay que renovar con regularidad el agua almacenada para impedir
la descomposición selectiva de los componentes hidrocarbonados. Algunos
elementos de materiales plásticos y pinturas pueden degradarse y perder
propiedades determinadas o decolorarse. Las tuberías de hierro se corroen y los
edificios de piedra y hormigón se debilitan por la acción de los ácidos
producidos por el metabolismo microbiano. Los sectores económicos afectados son
conscientes de los aspectos negativos de la descomposición microbiana.
Los seres humanos han
controlado de muchas formas la capacidad destructiva de los microbios. La eliminación
de aguas residuales es un buen ejemplo; pero los microorganismos son también
esenciales para limpiar la contaminación por petróleo, neutralizar la capacidad
tóxica de los metales pesados y descontaminar los vertederos. Aunque la
descomposición microbiana es causa de complicaciones, la vida pronto desaparecería de la Tierra sin la colaboración de los
microorganismos.
Buen trabajo.
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